En el masaje relajante se emplean maniobras superficiales en las que la intensidad de la presión es suave, con ritmo lento y reiterativo, de manera que, al recibir un contacto repetido, se pierde la sensación de dolor y los músculos se relajan.
Es ideal para personas que nunca antes se hayan hecho una sesión de masajes, tengan mucha tensión, sean muy sensibles al tacto o a las cosquillas.
Zonas: espalda, brazos, cervical y hombros, pies…